
Sobre todo, cuida la conservación de los alimentos entre el supermercado y tu frigorífico.
Para ello, limita al máximo el tiempo que transcurre entre la compra y la refrigeración de tus productos alimenticios.
Y no dudes en utilizar bolsas isotérmicas para transportar todos los alimentos que lo justifiquen frescos.
Una vez en casa, no sobrecargues el frigorífico. Resuelva los envases innecesarios, que también representan una fuente de contaminación microbiana.
Para mantener una higiene perfecta en tu frigorífico, limpia el interior cada dos semanas con agua jabonosa o vinagre blanco.
¿Por qué tantas precauciones? Para evitar la proliferación de bacterias, como la salmonella, que pueden causar intoxicaciones alimentarias a veces graves.
Cada comida en su sitio
Su refrigerador tiene 4 áreas de almacenamiento. Ojo con guardar cada alimento en el que le corresponde:
· La zona templada de 6 a 10°C. Es la puerta del frigorífico. Almacenarás mantequilla, huevos (aunque también pueden quedar al aire libre), bebidas…;
· El cajón de verduras entre 8 y 10°C. Como su nombre indica, recibirá verduras pero también frutas. También puedes ponerle los quesos.
· Justo arriba se encuentra la zona fresca cuya temperatura fluctúa entre 4 y 6°C. Coloque allí sus productos lácteos sin abrir, cremas para postres y quesos frescos. Las verduras y frutas cocidas así como la repostería también tendrán su lugar;
· Por último, los alimentos muy perecederos como la carne o el pescado deben colocarse en la zona muy fría de la nevera, en la parte superior.